"Podemos imaginarnos la condición en que se hallaban
Adán y Eva: Habían sido condenados a sufrir,
a tener dificultades y a trabajar; fueron expulsados
de la presencia de Dios y se les había
declarado que morirían . En resumen, una situación
no muy agradable. Luego sucedió algo muy importante:
Se les predicó el Evangelio de Jesucristo. ¿Cuál
fue su reacción? Cuando el Señor les explicó que a
través de Jesucristo, el Hijo Unigénito del Padre, serían
redimidos, Adán exclamó: Bendito sea el
nombre de Dios, pues a causa de mi transgresión se
han abierto mis ojos, y tendré gozo en esta vida, y
en la carne de nuevo veré a Dios.
¿Cuál fue la actitud de Eva, su esposa? Ella
oyó todas estas cosas y se regocijó, diciendo: De no
haber sido por nuestra transgresión, nunca habríamos
tenido posteridad, ni hubiéramos conocido jamás
el bien y el mal, ni el gozo de nuestra redención,
ni la vida eterna.
"Por lo tanto, podemos decir que s i n o podemos
lograr ser buenos, a menos que resistamos y venzamos
el mal, entonces éste tiene que estar presente
para que podamos luchar contra él.
"También podemos sacar en conclusión que la
vida mortal se basa en principios verdaderos, y que
los cambios que ocurrieron después de la transgresión
no fueron, en el sentido común de la palabra,
'castigos' que se nos dieron. Todas las cosas que
hemos nombrado y que parecen ser castigos, tristezas
y problemas, dejan de serlo cuando se examinan
mejor. Son en realidad bendiciones . Hemos aprendido
a conocer el bien y el mal, hemos obtenido el
poder para apreciar lo bueno, para utilizar nuestro libre
albedrío y para obtener la redención y la vida
eterna . Todas estas cosas se originaron con esta transgresión.
El Señor ha planeado todas las cosas en la
tierra de tal manera que tengamos que trabajar para
vivir, evitándonos la maldición de la haraganería y
la indolencia; y a pesar de que el Señor nos condena
a morir -la muerte temporal- ésta es una de las
más grandes bendiciones que tenemos en la tierra,
porque nos conduce a la inmortalidad; nunca podríamos
obtener la inmortalidad sin antes morir."
Génesis 3:19. La caída de Adán introdujo al mundo las dos clases de muerte.
"Por causa de la transgresión de Adán, la muerte
espiritual expulsión de la presencia del Señor así
como la muerte temporal fueron dictaminadas sobre
él. La muerte espiritual llegó en el momento de
la Caída y expulsión, y la semilla de la muerte temporal
también fue sembrada en aquel mismo momento:
esto es, se produjo un cambio físico en Adán
y Eva y llegaron a ser mortales, para quedar así sujetos
a los males de la carne, lo cual originó un decaimiento
gradual hacia la vejez y finalmente la separación
del espíritu y el cuerpo.
"Muchas personas dicen que la muerte física o
temporal siempre fue parte de la tierra, y que por lo
tanto no puede haber empezado con Adán y Eva.
"La educación moderna declara que nunca hubo
cosa alguna como la caída del hombre, sino que las
cosas siempre han ido por el mismo camino en este
mundo. Aquí, se dice, la muerte y las mutaciones
siempre han existido como condiciones naturales en
la tierra y en todas partes del universo prevalecen
las mismas leyes. Se declara que el hombre ha ascendido
al sobresaliente lugar que ahora ocupa, a través
de incontables etapas de desarrollo que gradualmente
lo han diferenciado de formas inferiores de
vida.
"Esa doctrina necesariamente descarta la historia
de Adán en el Jardín de Edén y la considera un mito
que hemos recibido de una época anterior de ignorancia
y superstición. Además se enseña que como la
muerte siempre ha existido y es una condición natural
que prevalece en todo el espacio, no cabe la posibilidad
de que haya una redención de la transgresión
de Adán, y por lo tanto se infiere que no hubo
necesidad de un Salvador para este mundo caído."
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